En el CAMINO NEOCATECUMENAL vemos aparecer hoy un servicio humilde y esencial, cual es el del Cantor.
El cantor, en este itinerario de educación de la fe, tiene la misión de ayudar a crear la comunidad litúrgica o, mejor, de recrearla; de convertir tantas veces una pluralidad en una unidad de culto: «A una sola voz, con un solo corazón y con una sola alma».
Culto espiritual que se expresa en la acción litúrgica de la comunidad, fuente constante, en nuestro caminar histórico, de lo más profundamente inocente: el sentimiento de nuestra maldad iluminado por lo inefable del amor de ALGUIEN que nos ama así, que nos ama, aunque hayamos sido sus enemigos; fuente de la conversión, fuente de la FE.
Kiko Argüello
«Dirijo un saludo cordial a los cantores-salmistas de las Comunidades Neocatecumenales. Queridísimos: el misterio de Cristo Resucitado, que os disponéis a celebrar con vuestros cantos, sea testimoniado también con vuestra vida, de manera que quede exaltado ante el mundo por el acorde armonioso de las palabras y de las obras de Aquel que "muriendo destruyó la muerte, y resucitando, restauró la vida".
A todos vosotros y a vuestros seres queridos, mi Bendición Apostólica».
S. JUAN PABLO II